Con el buen tiempo llegan las ganas de comer más ligero y fresco.
Por eso las ensaladas compuestas son un buen compromiso para cambiar de los estofados de invierno, o de los platos de cuchara calientes.
Tengo una ensalada que hace la unanimidad en la familia, se la comen con delicia los rebeldes a las verduras (¡algunos que otros de mis hijos!).
La llamo la “ensalada campesina”, porque es la típica ensalada que se llevaban antaño los campesinos de mi pueblo, cuando iban a trabajar la tierra todo el día, y que la casa resultaba demasiado lejos para volver a comer a mediodía.
Ingredientes para 4 ó 6:
- 1 lechuga,
- 100 g. de tocino magro,
- Pan duro,
- 1 diente de ajo,
- vinagre de vino, aceite y sal.
Se puede escoger una lechuga Iceberg, Romana o Batavia según guste y que no resulte demasiado blanda, para que las hojas no se “cuezan” o se pasen rápidamente con la vinagreta.
Lavar las hojas de lechuga, escurrir y reservar.
Mientras que se fríen los tacos de tocino o beicon, en una sartén caliente, sin grasa ninguna, untar las rebanadas de pan duro con un diente de ajo, y cortarlas en taquitos.
Sacar y escurrir el beicon, conservando en la sartén la grasa que haya soltado al cocer, y seguidamente sofreír el pan en esta misma sartén.
En una ensaladera grande se aliñan las hojas de lechuga con una pizca de sal y un buen chorro de aceite de oliva, añadimos los tacos de beicon y los de pan frito.
Calentamos 1 ò 2 cucharadas de vinagre de vino, en la misma sartén que sirve para todo, y regamos nuestra ensalada con el vinagre caliente (pero no hirviendo).
Remover con cuidado todos los ingredientes y dejar reposar un momento antes de servir.
Mi secreto:
Suelo añadir trocitos de queso “Roquefort” y preparo esta ensalada, casi una hora, antes de comerla, para que todos los sabores se hayan mezclado.
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